El Camino de Santiago, sin importar si estamos en un año Xacobeo o no, se ha convertido en una de las opciones predilectas para aquellas personas que buscan unas vacaciones diferentes y que combinen deporte, contacto con la naturaleza y espiritualidad. Sin embargo, a la hora de hacerlo, no existe una única opción. De hecho, puesto que cada persona que lo recorre sale de su casa, podría decirse que hay tantas alternativas como peregrinos. Desde Rumbo queremos hablarte de tres rutas del Camino de Santiago no tan conocidas como otras pero que resultan absolutamente alucinantes.
La Ruta Primitiva del Camino de Santiago, también llamada simplemente como Camino Primitivo, tiene una extensión de 322 kilómetros que pueden recorrerse en 7 etapas. Debe su nombre a que fue el trayecto seguido para visitar la recién descubierta tumba del apóstol Santiago en Compostela por el primer peregrino de la historia en el siglo IX: Alfonso II el Casto. Da inicio en Oviedo, Asturias, y se mezcla en algunas zonas con el Camino Francés, uno de los más populares. Está considerada como una de las mejores rutas del Camino de Santiago para quienes lo hacen por primera vez.
Muchas personas optan por hacer esta ruta en bicicleta del Camino de Santiago. Sin duda, las mejores bicis para hacer este trayecto son las híbridas de carretera y montaña. Pero, si no cuentas con una, una mountain bike te servirá. Por su parte, debes llevar siempre contigo un kit de mantenimiento y, sobre todo, de reparación de pinchazos para no quedarte tirado en caso de que surja algún imprevisto. Tampoco olvides que el peso de más en tu mochila puede complicarte, y mucho, subir los puertos y las rampas empinadas que te encontrarás por el camino. ¡Lleva solo lo necesario!
Esta opción se conoce, de forma oficial, como Ruta Jacobea de la Vía de la Plata o, simplemente, como el Camino de la Plata. Esto se debe a que da comienzo en la ciudad de Sevilla, Andalucía, y atraviesa la ruta correspondiente a la calzada romana más importante de la península hasta conectar con Astorga y con el Camino Francés. Sus 960 km se dividen, aproximadamente, en 27 etapas para culminar la que, para muchos, supone la ruta más dura de todas. Aquí vamos a hablarte de sus principales puntos clave:
Esta es la ruta del Camino de Santiago más larga de todas y, por ende, la más dura. Si bien es cierto que no atraviesa grandes cotas ni puertos, es recomendable que entrenes durante algunos meses para acostumbrar a tu cuerpo a la exigencia física que va a afrontar haciendo cada fin de semana uno o dos trayectos de 30 km. Además, cómprate unas buenas botas de trekking que sean impermeables porque las vas a necesitar. Por su parte, la cantidad de peso que lleves en tu mochila debe ser de, como máximo, el 10 % de tu masa corporal. En los albergues podrás lavar tu ropa, así que no te preocupes.
Otra de las consideradas como rutas históricas del Camino de Santiago. Su principal peculiaridad es que no tiene como objetivo llegar a Santiago de Compostela, sino que parte de esa ciudad con destino al cabo de Finisterre. Este es el motivo por el que también se le conoce como el Epílogo del Camino del Apóstol Santiago. Su trayecto se describió en diversas crónicas del siglo XII. Estos son sus enclaves más destacados:
Esta es una ruta corta del Camino de Santiago y, por tanto, una opción estupenda para ti si te apetece afrontar esta aventura corriendo. Sin embargo, has de tener una serie de aspectos en cuenta. En primer lugar, debes contar con una excelente preparación física ya que, al hacerse en 6 etapas y constar de 119 km, deberás correr cada día el equivalente a una media maratón. No olvides llevar unas buenas zapatillas de trail running y otras de repuesto, por si las moscas. Además, aligera al máximo la carga de tu mochila pero introduce siempre en ella un kit de primeros auxilios, sobre todo, para las ampollas y rozaduras que puedas sufrir. Siempre es más recomendable hacerla acompañado que solo.