Dado que una gran parte de los atractivos de la ciudad están al aire libre, hay que procurar ir a Roma en una estación en la que no llueva demasiado y no haga ni mucho frío ni calor. El final de la primavera y principios del verano, entre mayo y junio, es la mejor época para visitarla. Si tienes posibilidad de viajar a la ciudad en esta época, no dudes en reservar para entonces tu Hotel en Roma.
Transportes
La forma habitual de llegar a Roma es a través de uno de sus dos aeropuertos internacionales. El Aeropuerto de Roma-Fiumicino es el que más tráfico recibe, aunque es el más alejado de la ciudad. Sin embargo esto se compensa con su buena comunicación a través de ferrocarril en la misma terminal del aeropuerto. Hay dos opciones, el tren Leonardo Express o el tren convencional. Siguen la misma ruta hasta la Estación de Termini en Roma, pero el hecho de no tener paradas intermedias hace que el tren exprés sea sustancialmente más rápido y caro. Muchas líneas de bajo coste vuelan también al Aeropuerto de Ciampino. Para llegar desde el aeropuerto de Ciampino a Roma la mejor opción es el autobús. Hay diferentes compañías que hacen el trayecto con diferentes precios. Casi todas llegan a Termini, así que lo que te puede hacer decantarte por una o por otra a veces va a ser el horario de salida. Cuando viajas en grupos de tres o cuatro personas, es muy probable que el taxi sea una opción muy recomendable, ya que la tarifa fija de los aeropuertos a la ciudad tendrá un precio similar a la suma de los billetes individuales y os dejará en la puerta de vuestros Hoteles en Roma.
La parte más antigua de la ciudad se puede recorrer andando, sin embargo a veces se hace tedioso el desplazamiento entre unos puntos y otros de la ciudad. Al igual que en el caso de los hoteles, a ciertas horas y para grupos de tres o cuatro personas un taxi os puede ahorrar una larga caminata y fuerzas que vais a necesitar para visitar otras zonas de la ciudad. La otra manera de moverte por la ciudad es a través del autobús, que llega a todos los sitios, hasta los más alejados. El metro, el tranvía y el tren solo son útiles para muy largos desplazamientos.
Cosas que no debes dejar de ver y hacer:
La ciudad de Roma merece ser visitada rincón a rincón y perderte por ella. Pero hay una serie de elementos imprescindibles que no puedes dejar de visitar entre los que se encuentran monumentos, edificios, plazas y calles de gran interés. La Piazza Republica es el centro de la actividad de la moderna ciudad de Roma y donde parten las principales avenidas de la ciudad. Estamos en la zona más moderna del casco histórico de Roma, donde podrás disfrutar de los bellos edificios de Via Nazionale, Via del Tritone y Piazza Barberini. Muy cerca de allí se encuentra una de las plazas más animadas de Roma y a la vez más bellas: Piazza de Spagna. No te quedará más remedio que hacer una típica foto en su interminable escalinata, uno de los símbolos de la ciudad. Piazza del Popolo está siempre llena de gente, en una gran explanada en el centro de la ciudad que, junto a Via del Corso conforman la zona más comercial. A pocos metros de Via del Corso está la Fontana di Trevi, uno de los más bellos monumentos de la ciudad donde es tradición lanzar una moneda de espaldas; veras cientos de turistas haciéndolo a casi cualquier hora del día.
En Piazza Navona hallarás una de las zonas más típicas donde los romanos salen a tomar algo, principalmente un café; expreso por supuesto. A no mucha distancia de aquí está uno de los edificios más antiguos que se conservan en perfecto estado de Roma. El Panteón de Agripa ha contemplado la ciudad desde que fue erigido en el siglo I como templo en pleno periodo imperial. Durante siglos tuvo la cúpula más grande construida por el hombre que llama la atención por su espectacularidad y por el agujero a modo de claraboya que hay en su parte más alta. Visita la zona de Campo de'Fiori, donde se encuentran algunos de los mejores restaurantes de cocina tradicional de la ciudad. Junto al Foro de Trajano y el Foro de Augusto está Piazza Venezia y el Monumento Vittorio Emmanuele II. La espectacularidad de este edificio es apabullante por su gran tamaño.
A los pies del monte Palatino se encuentra una de las zonas más espectaculares de la ciudad: las ruinas del Foro Romano. Será un paseo largo y agotador pero gratificante el contemplar los restos de los grandiosos edificios del final de la República. Junto al Foro se encuentra el Coliseo romano como majestuoso símbolo de la ciudad. También podrás contemplar la espectacularidad del Arco de Constantino y del Arco de Tito en las inmediaciones del Coliseo. Debes también subir al Monte Palatino, donde los primeros emperadores fijaron su residencia y donde destaca la Domus Aurea. Las mejores vistas del Foro y el Coliseo se obtienen desde el Palatino. Al otro lado del Palatino se encuentra el trazado del Circo Máximo, hoy totalmente en ruinas. Muy cerca del Circo están las Termas de Caracalla, construidas en tiempos de este emperador para satisfacer los placeres del pueblo en un recinto termal de proporciones increíbles. El lujo que llegaron a tener solo se puede comprender si hacemos un acto de imaginación en la que en pleno siglo III todo estaba cubierto de mármol con unos sistemas de calefacción y abastecimiento de agua a diferentes temperaturas más propios de nuestro siglo que de la Roma Imperial.
En la Ciudad del Vaticano podrás contemplar la majestuosa Plaza de San Pedro y la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Un consejo para visitar este recinto es hacerlo a primera hora, porque después los miles de turistas se agolparán delante de las puertas; tienes que cuidar tu vestuario para entrar ya que estás encima de la tumba de San Pedro, que se puede vistar. Si tienes posibilidad sube a la cúpula y ve Roma desde las alturas. Junto a San Pedro se encuentran los Museos Vaticanos de imprescindible visita. Desde allí podrás acceder a una de las obras cumbres del Renacimiento, la famosa Capilla Sixtina de Miguel Ángel. En la otra punta del pequeño estado está el Castillo Sant'Angelo con una gran historia detrás.
No puedes irte de Roma sin pasear por la magnífica Villa Borghese, el parque urbano más importante de la ciudad con muchas atracciones y monumentos en su interior. Aquí encontrarás el Zoo de la ciudad y fuentes de gran belleza.
Gastronomía, ocio y tiempo libre:
En Roma puedes degustar los grandes platos de la gastronomía italiana a precios bastante buenos. Las dos mejores zonas donde encontrar una buena oferta de restaurantes típicos es en torno a la Ciudad del Vaticano y en el barrio de Trastevere. En la primera zona encontrarás muchos restaurantes para turistas con ofertas de menú del día y no gran variedad pero con grandes precios. En Tratevere el formato es más tradicional y con un servicio más auténtico y, por lo tanto, lento; si tienes prisa es mejor que busques otro tipo de local. En torno a Campo de'Fiori encontrarás pequeñas trattorias de cocina típica romana. Es difícil no comer bien en esta ciudad. En todas las zonas de Roma encontrarás una buena pizzeria, unos helados riquísimos y grandes platos. Te recomendamos además de la pasta y la pizza, de todas las variedades, que pruebes las verduras a la parrilla y el minestrone.
En torno a Plaza Navona se concentran un montón de lugares donde poder disfrutar de la vida nocturna Romana. Los romanos, sobre todo los más jóvenes suelen disfrutar mucho de los alrededores de esta plaza a primeras horas de la noche para después trasladarse a la vecina Trastevere donde se juntan con los que salen de cenar de los típicos restaurantes de la zona para acudir a locales que abren hasta más tarde. En verano es frecuente ver grupos de jóvenes bebiendo en la calle pero, como en España, no está muy bien visto.
A las afueras de la ciudad antigua, fuera de los muros de la Roma imperial, estaban las catacumbas, que sirvieron de punto de reunión y, sobre todo, de cementerio de las primeras comunidades cristianas ya desde tiempos de Pedro. Las visitas a estos laberintos bajo tierra son muy interesantes. No todas se pueden visitar, pero las que sí se pueden, es recomendable hacerlo con un guía en un idioma que entiendas, para poder comprender perfectamente lo que significaron y los más de tres siglos de persecución de los cristianos por la autoridad romana. Imprescindible.