Descubre con nosotros en un día uno de los pueblos con más encanto de Andalucía: cuestas empedradas y calles sinuosas con casas encaladas, balcones enrejados con geranios y un barrio mudéjar que hace de balcón al Mediterráneo son algunos de los muchos atractivos que tiene el pueblo malagueño de Frigiliana.
Es la plaza que te da la bienvenida al pueblo. La más animada y la que está más cerca de la zona de aparcamiento, y el punto de partida perfecto para todo lo que hay que ver en Frigiliana. Nosotros empezaremos por el Palacio de los Condes de Frigiliana, a pocos metros de la plaza. Se trata de un llamativo y señorial edificio de estilo renacentista del siglo XVI que alberga la única fábrica de miel de caña de toda Europa, la de Nuestra Señora del Carmen. De ahí que se le conozca como «el Ingenio». No olvides hacerte una foto en la tienda de artesanía que hay en la puerta.
Imprescindible: asomarse al «balcón» de la plaza de las Tres Culturas, con vistas sobre la Axarquía y el mar al fondo.
A pocos metros de la plaza más grande de Frigiliana tienes el rincón más fotografiado del pueblo y una de las cosas que ver en Frigiliana en un día. Se trata del cruce de la calle Real con la de Hernando el Darra. Una estampa de cuestas empinadas que buscan el cielo –en concreto, el del mirador del callejón del Peñón, en pleno barrio mudéjar–, de casas encaladas con algún que otro escudo y mil macetas de flores. Una composición muy de IG, desde luego. A un lado de la encrucijada, la calle comercial de Frigiliana, la más transitada: la calle Real. Allí encontramos otra de los puntos de interés que ver en Frigiliana, los Reales Pósitos, el antiguo silo del pueblo del siglo XVIII y del que hoy se conserva la bonita arcada original de ladrillo.
Imprescindible: seguir ascendiendo para adentrarte en el barrio alto, el «Barribarto».
Ubicado en la parte alta, el popularmente conocido como «Barribarto» –procedente de la nomenclatura «barrio alto»– comienza en la calle Real y sus Reales Pósitos para llevarnos de la mano por callejuelas pintorescas como la de El Garral, y quizás nos topemos con artesanos del esparto o vecinas encalando las paredes de sus casas y «adecentando» sus puertas. Probablemente el camino te conduzca a otras joyas como la calle de El Zacatín, donde verás uno de los doce paneles instalados en todo el barrio que relatan en castellano antiguo la Batalla del Peñón de Frigiliana. Encuéntrate en la vértebra del casco viejo, en la famosa calle Amargura para terminar serpenteando por sus calles hasta dar de nuevo con Hernando el Darra, esta vez cuesta abajo.
Imprescindible: visitar el mirador de Lízar, que verás desde el inicio de la calle Chorrera.
Por si no lo has hecho ya en tu paseo por el barrio árabe de Frigiliana, no te puedes ir sin llenar el carrete de fotos de las vistas de miradores como el que encontrarás al final del ya mencionado callejón del Peñón, subiendo por Hernando el Darra. Otra de las panorámicas dignas de foto es la que tienes desde la zona del restaurante The Garden, en una empinada curva de escaleras que enlaza con la calle Santo Cristo. Y para terminar, si te quedan fuerzas, siempre puedes subir a lo más alto de lo poco que queda del antiguo castillo de Lízar.
Imprescindible: si te quedas a dormir, no te pierdas el atardecer desde el camino a las ruinas del castillo de Lízar.
Para terminar nuestro recorrido de un día por el pueblo más bonito de la Axarquía, te invitamos a volver a la Plaza de las Tres Culturas por la calle Real para hacer una parada obligatoria en la Iglesia de San Antonio de Padua, y de paso ver el ayuntamiento. La iglesia, ubicada en una coqueta plaza, está construida sobre una antigua mezquita, pese a que la apariencia actual es renacentista. Lo mejor que puedes hacer una vez visitado su interior, es tomarte algo en la terraza que encontrarás justo a los pies de su entrada, en la conocida como calle de la Iglesia.
Imprescindible: si te queda tiempo, date una vuelta por el Jardín Botánico de Santa Fiora, situado en una ladera.