Capital de la Costa del Sol, ciudad de los museos, del «pescaíto» frito, del grafiti más vanguardista y ciudad natal de artistas y cómicos, «Málaga la bella» se nos presenta abierta, cosmopolita y contemporánea en un horizonte marcado por su Farola, a un extremo, y por su Alcazaba, al otro.
Málaga la mora, fenicia y cristiana es hoy día uno de los destinos turísticos más importantes del sur de Europa. ¿Será por su rico patrimonio, sus mil y un museos, su extensa costa, sus pueblos blancos o quizá por su buen gusto a la hora de comer? Descúbrelo a continuación.
Situada a los pies del monte Gibralfaro, presidiendo el horizonte junto al castillo del mismo nombre, la Alcazaba de Málaga da fe del paso de la cultura árabe por la capital malacitana. Una de las cosas imprescindibles que ver en Málaga, esta ciudadela militar tuvo un papel destacado durante la Reconquista. Piérdete por sus jardines, fuentes y patios, entre los que destacan la Puerta de los Arcos, la Plaza de Armas y la Torre del Homenaje, con unas increíbles vistas sobre la bahía. Imperdibles también son los Cuartos de Granada con su decoración de estilo nazarí. Cuando hayas acabado, puedes subir hasta el Castillo de Gibralfaro, una construcción de origen fenicio con igual peso histórico. Y para ponerle el broche a tu visita, desciende hasta el Teatro Romano, a los pies de la Alcazaba.
Imprescindible: tomar un café con vistas en la cafetería del Parador de Málaga, situado en el mismo Gibralfaro.
De manera muy acertada, Málaga ha pasado de ser un destino de sol y playa a ser la capital cultural de Andalucía. Dan cuenta de ello los cerca de 30 museos de la ciudad, que van desde la Casa Natal de Picasso, en la Plaza de la Merced –el patio de recreo de un Pablo aún niño–; el Museo de Picasso en «la calle más bonita de Málaga», la de San Agustín; el Centro Pompidou, presidiendo el Muelle Uno con su torre acristalada de colores; el Museo Carmen Thyssen, en pleno casco histórico; el Museo de Arte Ruso o el Museo de Málaga, ubicado en el antiguo Palacio de la Aduana. Sin olvidarnos del Centro de Arte Contemporáneo, estratégicamente situado en el barrio con mayor proyección de la ciudad, el SoHo.
Imprescindible: en el SoHo, no le pierdas la pista a los grafitis de reconocidos artistas que adornan sus calles.
Desde la popular playa de Sacaba (donde literalmente «s'acaba» la playa), hasta el barrio pesquero de El Palo, pasando por La Malagueta, la Misericordia, Pedregalejo, La Caleta o el Peñón del Cuervo, aquí tienes playas para todos los gustos. Casi todas cuentan con servicios de duchas, hamacas, chiringuitos y hasta mesas para comer (en el caso del Peñón del Cuervo). Un buen plan es desplazarse hasta El Palo o Pedregalejo –están el uno a continuación del otro, a unos 10 minutos en coche del centro– para pasar el día en una de sus calitas, comer en uno de los tradicionales bares en pleno paseo marítimo y, ya de vuelta a casa, hacer una parada estratégica en Los Baños del Carmen, un histórico balneario de aire decadente, y desde el que se ven los mejores atardeceres de la ensenada de Málaga con las grúas del puerto de fondo.
Imprescindible: ármate de paciencia si vas en coche a El Palo o Pedregalejo, porque cuesta encontrar aparcamiento.
La catedral de Málaga –«la manquita» como se la conoce cariñosamente, por la torre que tiene a medio construir–, es un buen punto de partida para descubrir el centro de Málaga, también conocida como «almendra histórica» por su característica forma. Rodéala por la Calle Alcazabilla para ver la Alcazaba y el Teatro Romano desde otra perspectiva, siéntate junto a Picasso en uno de los bancos de la Merced, baja por la concurrida Calle Granada hasta la Plaza de la Constitución, antesala de la calle más señorial de Málaga: la Calle Larios. Distinguida donde las haya, esta pasarela de flores y luces es el epicentro de la Semana Santa, Navidad y la feria de agosto. Y como colofón, pásate por el mercado de Atarazanas para dejarte deslumbrar a partes iguales por sus coloridas vidrieras y las tortillas de camarones y demás «delicatessen» que sirven en sus mesas.
Imprescindible: mirar el itinerario de la Semana Santa para no quedarte «atrapado» por un trono en sus calles.
A apenas 10 minutos en coche al norte de la capital, rodeado de pantanos, se encuentra el considerado como el jardín tropical y subtropical más importante de España y casi de Europa. Repartidos en más de 250 000 m2 encontrarás más de 200 especies en una amalgama de jardines, cascadas, fuentes y bucólicas pasarelas que son escenario de multitud de bodas y eventos. En su origen una finca propiedad de la familia de los Loring, este romántico rincón a pocos kilómetros del centro es uno de los indispensables que ver en Málaga capital. Entre sus edificios, destacan su Casa Palacio, la Casa del Administrador y el Museo Loringiano.
Imprescindible: si no dispones de vehículo propio, tendrás que coger la línea 2 de autobús que sale desde la Alameda.
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