Qué ver en Oporto: planes y lugares que no te puedes perder
Oporto, la segunda ciudad más grande –y una de las más visitadas– de Portugal se dibuja, sigilosa y seductora, a orillas de un Duero, magnánime y majestuoso, que es sus entrañas y su esencia, un trozo indiscutible de su atractiva personalidad.
Déjate encandilar por su aire nostálgico y enigmático, que esconde calles empedradas llenas de sentimiento, una arquitectura que pendula entre la tradición y la modernidad, y una gastronomía maridada por uno de los mejores –y más célebres– vinos del país.
Hoy te invitamos a recorrer todos y cada uno de sus recovecos en busca de un legado cultural innegable y un carisma que, al igual que las aguas del Duero, lo inunda todo, desde sus restaurantes, a sus librerías, sus puentes, bodegas, museos, mercados y hasta azulejos.
Descubre con nosotros sus imprescindibles y todo lo que hacer en Oporto:
Catedral. Situada por encima del casco viejo, esta rotunda fortificación del siglo XII es el edificio religioso más importante de la ciudad. Es un auténtico mosaico de estilos arquitectónicos, ya que fue originalmente concebida en un sobrio románico, del que parte para finalmente dejarse llevar por la ostentación del barroco propio del siglo XVIII, época en la que fue reformada. Uno de los imperdibles que ver en Oporto es sin duda su claustro gótico y el azulejado del siglo XIV que lo ornamenta.
Iglesia de San Francisco. Gótico por dentro y «barroquísimo» por dentro, este templo es, junto con la iglesia do Carmo, otros de los ilustres ejemplos de arquitectura religiosa que ver en Oporto. Especialmente por su interior, que encierra una suntuosa decoración rematada por unos 100 kg de pan de oro. Son pocos los centímetros que no están cubiertos por querubines o estatuas.
Palacio de la Bolsa. También sinónimo de ostentación, este lujoso edificio neoclásico levantado entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX da cuenta de la prosperidad vivida en la época por los mercaderes de la ciudad. Sus salones repletos de murales y tapices, y envueltos poa la calidez de la madera noble que lo reviste todo, es un homenaje a ellos.
Casa de la Música. Una oda al modernismo más minimalista y brutalista, este centro neurálgico de la vida cultural de la ciudad es, además, sede de la Orquesta Nacional de Oporto. Si tienes ocasión, cuélate en su sala de conciertos con forma de herradura para atestiguar la impresionante acústica que le atribuyen.
Librería Lello e Irmão. Seas amante de la celebérrima saga de Harry Potter o no, una visita a esta, una de las librerías más longevas de Europa, no te dejará indiferente. Ya sea por su impresionante escalinata de madera, sus vidrieras o la oportunidad de hojear tu libro favorito sentado en uno de sus mullidos sillones, café en mano, como imaginamos haría en su día J. K. Rowling.
Mercado do Bolhao. Sede del corazón gastronómico de la ciudad, este edificio neoclásico reabierto apenas hace unos meses, es uno de los mejores sitios donde probar la materia prima local.
Estación de San Bento. Para conocer los azulejos más representativos de Oporto, te bastará alzar la vista hacia las originales cúpulas azulejadas de la estación de tren de Oporto, que, junto con los azulejos de la fachada de la Capilla de las Almas y la de la iglesia de San Ildefonso, son los más codiciados de la ciudad.
Puente de Don Luis I. Esta obra de ingeniería inaugurada a finales del siglo XIX y dirigida por uno de los discípulos de Gustav Eiffel es uno de los iconos de Oporto. Su imagen al atardecer o bajo las luces tenues de su romántica iluminación es una de las mejores cartas de presentación de la ciudad.