Qué hacer en las Maldivas

Empecemos por lo básico: las playas de las Maldivas se dividen en “playas de bikinis” y playas públicas. La legislación local prohíbe los bikinis y, por supuesto, el nudismo, en las playas públicas: hay que taparse. Pero dado que las Maldivas están formadas por, exactamente, 1.192 islas a lo largo de 26 atolones, no vas a tener problema en elegir tu playa de bikinis.

Rasdhoo, en el atolón de Ari del Norte, es muy recomendable por su combinación de cafés con aguas prístinas perfectas para el esnórquel de superficie. Si quieres vivir una experiencia más lugareña, prueba la isla de Gaafaru en el atolón Kaafu: la isla está poblada mayoritariamente por maldivos, las playas nunca se llenan y puedes nadar con tortugas.

Visitar Himmafushi es una de las mejores cosas que puedes hacer en las Maldivas si quieres vivir la experiencia relajada de un pueblo. Es el lugar perfecto para adquirir artesanía local, ver cómo construyen sus tradicionales barcos, los dhoni y, en general, empaparte de la vida de la isla. También es un gran lugar para hacer surf.

Aunque no es para los aprensivos -para empezar, la fragancia a pescado puede noquearte-, este lugar tiene alma y energía a raudales, y ofrece el sabor (y el olor) de la auténtica vida maldiva. No te pierdas la llegada de la pesca del día desde el puerto y alucina con el tamaño de los atunes y meros y, sobre todo, de los enormes pulpos: visitar el mercado de pescado de Male es una de las actividades más memorables que puedes hacer en las Maldivas.

Los amantes del arte que se pregunten qué hacer en las Maldivas deberían dirigirse al Museo Nacional. Alberga una brillante colección de artículos históricos, desde la época budista hasta nuestros días. Inaugurado en 1952, es el primer museo nacional del país, y expone desde trajes tradicionales hasta armaduras, monedas y objetos rituales: fascinantes reliquias que sirven de magnífica introducción a la historia de la isla.

Con una temperatura media del mar de 28°C, el 5% de la superficie de arrecifes de coral del mundo y una ingente vida marina, las Maldivas ofrecen una de las mejores inmersiones del mundo, con multitud de centros de buceo con cursos de iniciación y PADI, así como inmersiones guiadas en arrecifes y pecios. Si quieres ver tiburones de puntas blancas alrededor del arrecife, prueba la popular Maaya Thila: comienza a seis metros y se desploma hasta los treinta, y cuenta con cornisas, cuevas y emocionantes pasajes submarinos.

Situada en el atolón de Addu, el punto más meridional del archipiélago, la zona protegida de Eedhigali Kilhi y Kottey es la mayor reserva de las Maldivas. Con 28 especies de aves avistadas -entre ellas, el charrán blanco, o espíritu santo, endémico de este atolón-, es un lugar de visita obligada para los amantes de la naturaleza. E incluso si no distingues una abubilla de un pájaro tropical de cola blanca, es una forma relajante y gratificante de ver otra faceta de las islas.

La isla de Isdhoo, en el atolón de Laamu (no confundir con Isdhoo, en el atolón de Gaafu Dhaalu), alberga los yacimientos arqueológicos más importantes de las Maldivas: un antiguo túmulo funerario conocido como hawitta e imágenes de Buda repartidas por la isla. Encontrarás el túmulo, que se cree son los restos de estupas budistas, en el extremo norte de Isdhoo. El Centro de Estudios Islámicos de Oxford está llevando a cabo investigaciones, por lo que es probable que Isdhoo arroje más sorpresas del pasado. También es un buen lugar para bucear.