Todos sabemos que Europa está repleta de hermosas ciudades rebosantes de atractivos para el viajero: monumentos, plazas, rincones únicos, historia y tradiciones; es decir,, todo lo necesario para unas vacaciones perfectas.
En esta ocasión, os proponemos (re)visitar un clásico: la mágica ruta por las Ciudades Imperiales de Europa, un itinerario que incluye la posibilidad de descubrir maravillosos rincones. Se trata de ciudades que reciben miles de turistas cada año y cuyo mayor atractivo es su pasado histórico y cultural.
Viena, Praga y Budapest. ¿Nos acompañas?
Comenzamos el recorrido por las Ciudades Imperiales visitando Viena, una ciudad que enamora a todos los que la conocen. Con un gran pasado histórico pero también con todo el ímpetu de una urbe moderna, Viena es LA capital cultural: es la cuna de famosos compositores y maestros de la música como Mozart y Beethoven.
El recorrido incluye la visita a lugares como la Avenida Ringstrasse, la Puerta de los Héroes, el Parlamento, el Ayuntamiento, el Teatro Nacional, la Iglesia Votiva, la Casa de las Aguas y el Palacio de Belvedere, entre otros sitios que forman parte de la historia de Viena.
En la avenida Ringstrasse podrás visitar varios de los edificios más famosos de la ciudad, como la Ópera Estatal de Viena y el Parlamento, además del Museo de Historia del Arte y el Museo de Historia Natural.
Así, paso a paso podrás descubrir la majestuosidad que significó el Imperio Austrohúngaro reflejado en hermosos palacios.
Viena alcanzó su plenitud cultural, artística y monumental durante el siglo XIX, aunque su grandeza arquitectónica comenzó mucho antes, con edificios emblemáticos como el Palacio Hofburg, construido en el siglo XIII y modificado durante la dinastía de los Habsburgo y a los emperadores de Austria y del Imperio Austrohúngaro.
En la actualidad, el edificio es la residencia del Presidente de Austria y destaca por ser un gran complejo de gran riqueza artística y arquitectónica. Algunas áreas del palacio pueden visitarse. Una recomendación es visitar el Museo de la emperatriz Sissi y pasear por las estancias reales que compartieron Sissi y Francisco José a fines del siglo XIX.
Otro de los palacios vieneses imprescindibles es el de Schönbrunn.Maravilla de Viena, este palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y antigua residencia de verano de la realeza austríaca, se visita después de tomar un crucero por el río Danubio.
El Palacio de Schönbrunn comenzó a construirse en 1559 y es el de mayor tamaño de Viena; conocido popularmente como el ‘Versalles de Viena’, destaca por su decoración interior de estilo rococó vienés y sus impresionantes jardines.
El Palacio Belvedere alberga hoy varios museos y un hotel, pero lo que más llama la atención son sus maravillosos jardines, diseñados en tres niveles y que sirven para unir todo el conjunto. Construido para cumplir la función de residencia de verano del príncipe Eugenio de Saboya, está formado por dos palacios y el punto más alto del jardín de tres niveles está situado en el Alto Belvedere, edificio principal del conjunto arquitectónico, mientras que el palacio de menor tamaño tiene una fachada más simple y en su interior se puede visitar una exposición de arte barroco.
Construida bajo el mandato de Francisco José I para competir con la Ópera-Garnier de París e inaugurada en 1869 con una obra de Mozart, este edificio de estilo neorrenacentista sufrió un cambio de estética después de estar cerrada desde 1945 hasta 1955. Puedes visitarla aprovechando los recorridos guiados y organizados en distintos idiomas.
Esta ruta turística por la capital austriaca culmina con una excursión a los bosques de Viena y una visita al Castillo de Liechtenstein, aunque también puedes incluir en el itinerario una parada en Baden, una de las ciudades balneario más famosas de Austria.
La capital checa, segunda etapa de nuestra ruta por las Ciudades Imperiales, acoge edificios históricos como el del Ayuntamiento (con su famoso reloj astronómico), la iglesia de Nuestra Señora de Tyn, el Puente de Carlos, el Barrio de Malastrana y la Plaza de Wenceslao.
Lo mejor es alojarse en alguno de los hoteles del centro y recorrer a pie la ciudad para disfrutar de sus encantadoras plazas, calles y numerosos lugares históricos.
El casco antiguo de Praga, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, incluye los barrios de Hradcany, Malá Strana, Staré Mesto y Nové Mesto, donde se encuentran la mayor parte de los monumentos y lugares de interés.
La Torre de la Pólvora, de estilo gótico, está a la entrada de la Ciudad Vieja y es uno de los símbolos representativos de la misma. Construida en 1475, era una de las trece puertas de la muralla fortificada por la que se accedía a la ciudad. Un incendio la destruyó en 1541 y fue reconstruida durante el siglo XVII. Si accedes al interior de la torre podrás obtener magníficas vistas de la ciudad.
Junto a la Torre de la Pólvora puedes visitar la Casa Municipal, considerado como el más destacado de los edificios Art Nouveau de Praga y con una indudable importancia artística e histórica ya que en 1918 fue el escenario de la proclamación de la independencia de Checoslovaquia. Su bella fachada, decorada con estucos y varias estatuas, y su gran mosaico semicircular sobre la entrada principal son dignos de admirar, y en el interior se encuentra la mejor sala de conciertos de Praga, coronada con una impresionante cúpula de cristal.
Una fortaleza medieval considerada como la más grande del mundo, el Castillo de Praga, del siglo IX, es el monumento más importante de la República Checa y está compuesto por un conjunto de palacios y varios edificios conectados por callejuelas.
En el recorrido por este conjunto arquitectónico podrás conocer la Catedral de San Vito, símbolo de Praga y de toda la República Checa, el Callejón de Oro con sus casitas de colores, antiguo hogar de los orfebres, y el Antiguo Palacio Real, edificado en el siglo IX, además de la Basílica y el convento de San Jorge.
El de Clementinum es el segundo complejo arquitectónico más extenso de la ciudad después del Castillo de Praga Fundado en el siglo XI, los dominicos se hicieron cargo de la iglesia de San Clemente y en 1232 construyeron su monasterio. En 1556 llegaron a Praga los jesuitas, quienes compraron el edificio y comenzaron una ampliación que duraría casi dos siglos. En la actualidad alberga la Biblioteca Nacional y acoge conciertos de música clásica.
En el centro de la Ciudad Nueva no dejes de visitar la Plaza de Wenceslao, un lugar que ha sido testigo de muchos de los acontecimientos de la historia reciente de Praga.
De forma alargada, la Plaza de Wenceslao mide poco más de setecientos cincuenta metros de largo por sesenta de ancho, está rodeada de hoteles, restaurantes y tiendas de moda y acoge el Museo Nacional de Praga, que data de 1890.
Finalizamos nuestra ruta en Budapest: la hermosa capital húngara ha sido fuente de inspiración de innumerables artistas. Separada por el río Danubio en dos grandes ciudades Buda y Pest, hoy ambas conforman una de las más importantes capitales europeas, con una excelente oferta de hoteles que te permitirá encontrar alojamiento a buen precio y con excelente ubicación.
Bonitos y enormes puentes unen ambas orillas de la ciudad, Buda, la antigua sede real y también la zona más elegante, y Pest, el corazón económico y comercial.
Váci Utca y Avenida Andrássy son las dos calles más importantes de Budapest: la primera es peatonal y está repleta de tiendas de recuerdos, restaurantes, cafeterías y centros comerciales, mientras que en la segunda te lleva a lugares como la Plaza de los Héroes, situada junto al parque de la ciudad.
El Parlamento es el edificio más representativo de Budapest y uno de los más famosos de Europa. Construido entre los años 1884 y 1902, consta de más de seiscientas habitaciones y se encuentra dividido en diferentes estancias, destacando la Sala de la Cúpula y la Antigua Cámara Alta.
Una de las imágenes más famosas de Budapest es el Castillo de Buda, conocido popularmente como el Palacio Real por haber sido la residencia de los reyes de Hungría.
En la actualidad está abierto al público y se puede visitar la biblioteca, la Galería Nacional y el Museo de Historia de Budapest. Este imponente castillo forma un majestuoso conjunto con el Puente de las Cadenas y no puedes perderte el espectáculo que brinda por la noche cuando está todo iluminado.
En tu paseo por Budapest debes visitar el Bastión de los Pescadores, un mirador situado en la colina de Buda, al oeste del Danubio, desde donde podrás obtener maravillosas vistas de la ciudad.
Su construcción fue concluida en 1902 después de casi veinte años de obras y cuenta con siete torres que conmemoran los siete pueblos fundadores de Hungría.
Un hermoso edificio neo-renacentista, la Ópera de Budapest fue construida entre los años 1875 y 1884 y financiada por el emperador de Austria Francisco José I con la condición de que el edificio no fuera más grande que la Ópera de Viena, algo que se cumplió.
En el exterior se pueden admirar las esculturas de músicos y compositores famosos, y se puede visitar su interior para conocer todos los secretos de este centro de la cultura.
Situada en el punto más alto de Budapest, la Ciudadela es una visita obligada para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. La fortaleza mide poco más de doscientos metros de largo y sesenta de ancho, mientras que sus muros alcanzan los 4 metros de altura.
Construida en 1854 por los Habsburgo, su función original era la vigilancia, de ahí que existan tantos miradores; cuenta con numerosos restaurantes y un mercadillo.
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