Siento mi corazón en la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.
Nos tomamos una licencia poética en Rumbo con este precioso poema de Gabriela Mistral que describe a la perfección esa serena quietud, etérea e intangible cuando el sol empieza a decirnos adiós… El atardecer, ese momento del día que invita al romanticismo, a la reflexión, al disfrute o a la activación de los cinco sentidos. Sin lugar a dudas, estos últimos suspiros del astro rey están muy relacionados con las vacaciones estivales y, por ello, os traemos los diez mejores atardeceres de España. Es cierto que no están todos los que son, pero sí son todos los que están: apuntadlos para vuestras próximas vacaciones.
Somos muy muy fans de Menorca y son varios los puntos que nos encantan para disfrutar del atardecer. Sin embargo, si tenemos que elegir uno, nos quedamos con Punta Nati, cerca de Ciutadella, al norte de la isla. Sobre impresionantes acantilados, completamente solos (aún no es un sitio muy masificado) y con el romper de las olas contra las rocas como banda sonora: un verdadero paraíso mediterráneo.
La ciudad con más embrujo de la península puede presumir también de uno de los atardecer más memorables: En pleno mes de agosto, si paseas por la recoleta placita del mirador de San Nicolás alrededor de las nueve de la noche, podrás contemplar un auténtico espectáculo: los muros rojizos de la Alhambra cobran vida con los últimos rayos de sol… Y si no te fías de nosotros, a Bill Clinton también le gustó mucho.
¿Qué mejor lugar para despedir el día que el fin del mundo? Y es que Finisterre tiene algo mágico y espiritual. Siéntate en las rocas junto al faro, posa tu mirada en el horizonte, siente la brisa del mar y escucha el arrullo de las olas: la inmensidad del Atlántico sobrecoge y uno toma conciencia de la majestuosidad de la naturaleza.
Cuesta llegar pero merece la pena: en la punta de Cabo Tiñoso, a unos 250 metros de altura, se encuentra la fortificación de Castillitos, que ofrece uno de los más espectaculares atardeceres, una impresionante panorámica que abarca desde la Punta de Los Aguilones (Escombreras) a Cabo de Gata… El Mediterráneo a nuestros pies. Prometedor, ¿verdad?
También es difícil elegir el mejor atardecer de la costa gaditana, pero al final nos hemos decidido por este: el sol va ‘rozando’ el mar, se tiñe el cielo de intensas tonalidades anaranjadas y, al fondo, se distingue a la perfección la silueta de un faro, el de Trafalgar. ¿Un consejo? No te retrases e intenta llegar temprano para coger un buen sitio porque empieza a hacerse famosa esta deliciosa manera de despedir el día.
Es el único punto de la costa mediterránea española donde podrás ver esconderse al astro rey por el mar. El escenario es esta laguna salada del litoral de Murcia y el mejor punto para dejarte deslumbrar por una eclosión de colores es el humeral de las Encañizadas, que se encuentra en las marismas del final de La Manga. Un atardecer de 10.
Dos maneras de disfrutar de la llegada de la noche en este precioso municipio malagueño. Una, desde abajo, contemplando cómo se van encendido las cientos de lucecitas de casas y restaurantes de esta localidad que corona un desfiladero. La otra, desde arriba, con estupendas vistas encima del Tajo y contemplando cómo el sol se va escondiendo en el horizonte.
Pese a lo que muchos piensan, la capital del reino ofrece muchos alicientes para visitarla en verano. ¿Uno de ellos? El atardecer desde el Templo de Debod, una de las escasas construcciones egipcias que pueden contemplarse fuera del país. Y si es en agosto, mejor que mejor, porque seréis pocos los afortunados que disfrutéis de la magia de este momento, con la luz reflejándose en el estanque que lo rodea.
¿Sabéis cómo lo bautizaron los árabes? Como ‘Espejo del Sol’. Imaginaos pues lo que vamos a contemplar en este enclave único: 21.120 hectáreas de naturaleza viva que nos ofrecen un auténtico espectáculo a la caída del sol. Si queréis tomar buenas fotos, merece la pena esperar a que los visitantes abandonen los embarcaderos.
Estas antiguas minas romanas merecen estar en cualquier Top 10 de atardeceres. Si, de por sí, este paisaje de pináculos y montañas rojizas es un auténtico espectáculo, la panorámica desde el Mirador de Orellán lo supera todo.
Y terminamos como empezamos, con unos preciosos versos; en este caso, Atardecer, de Juan Ramón Mansilla:
Atardece de nuevo y un día más ciudades diferentes
nos enseñan sucesivos ocasos. Mañana
volveremos a encontrarnos, pero hoy, ¿cómo hablarte
de las horas que vendrán y otra vez no serán nuestras?
Está tendido el horizonte y la penumbra se despliega.
Dentro de poco llegará el momento
en que todo se detiene y cada cual,
por su cuenta, cierra los ojos y muerde los labios.
Con todo, ¿dejaremos que esto sea algo amargo y terrible,
que el resto pierda su dulzura
como un durazno al caer y pudrirse en el suelo?
Asuntos que el atardecer diluye para así llenar su copa
o abrir una segunda luz, un camino, capaz
de orientarnos hacia la irisación de otra mañana.
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