Comida marroquí : 8 deliciosas especialidades que debes probar

Marruecos es el ejemplo perfecto de destino cuya gastronomía es un reflejo del patrimonio cultural del país. La riqueza y variedad de su arte culinario quedan reflejadas tanto en sus emblemáticos platos como en la amplia diversidad de ingredientes, sabores y aromas. La cocina marroquí bebe de influencias bereberes, árabes, andaluzas y judías, y esa sutil mezcla de sabores le otorga su indiscutible originalidad, reforzada por las tradiciones culinarias de las diferentes regiones del país. 

Acompáñanos en este viaje de los sentidos, un verdadero festín para la vista, el olfato, y, por supuesto, el gusto. 

  1. Tajín (o tayín o tajine)
  2. El pan: khubz, msemmen, rghaif…
  3. Sopas
  4. Cuscús
  5. La Maakouda y la comida de los puestos callejeros 
  6. B’stilla/Pastilla
  7. Dulces
  8. Bebidas

1. Tajín (o tayín o tajine)

Este guiso tradicional lleva su propia mezcla de especias, cuyo aroma se percibe nada más levantar la tapa del recipiente en que se cocina: de hecho, el nombre del plato adopta el nombre de dicho recipiente, una olla cónica de barro muy común en el Norte de África. La carne (pollo, cordero) se cocina lentamente hasta que está tierna, empapándose de los aromas de las especias (jengibre, cúrcuma, comino, pimentón…) y del resto de ingredientes opcionales (dátiles, ciruelas pasas, almendras, aceitunas…). Se suele servir acompañado de pan o cuscús y su versión con solo verduras es una muy buena opción para vegetarianos. 

2. El pan: khubz, msemmen, rghaif…

Nadie puede resistirse a apurar hasta la última gota del delicioso caldo del tajín sin untar el riquísimo pan tradicional marroquí, khubz. Su forma plana no es casual, ya que permite que tenga más corteza para mojar en los guisos, caldos y salsas: ¡es mucho más divertido que usar cuchillo y tenedor! Su sabor puede resultar un tanto empalagoso y la mejor manera de consumirlo es recién sacado del horno. También tienes que probar el msemmen y el rghaif (similar a una crep), que se suelen servir acompañados de ensaladas como, por ejemplo, el Zaalouk (berenjena ahumada). 

3. Sopas

Debido a su alto contenido nutritivo, la sopa harira se suele tomar para romper el ayuno una vez llega la puesta de sol durante el mes sagrado del Ramadán. Este humeante cuenco de gloriosa sopa suele llevar legumbres, tomates, guisantes y, con frecuencia, algo de carne. La bissara (o baysar) es otra opción que se toma para empezar el día con fuerza y energía: se trata, más que de una sopa, de un contundente puré de habas o guisantes. 

4. Cuscús

Se puede afirmar con plena seguridad que el cuscús es uno de los platos nacionales de Marruecos. Tradicionalmente, la sémola seca se enrolla a mano y se salpica con agua para formar granos pequeños, que después se hierven para convertirse en cuscús. Es mucho más esponjosa que los ingredientes que se suelen emplear en otros lugares y normalmente se acompaña de carne o un guiso de verduras. La guarnición es diferente en cada sitio, pero la tradición bereber es tomarlo con suero de leche como postre.  

5. La Maakouda y la comida de los puestos callejeros

Seguro que no vas a querer perderte la comida de los puestos callejeros de Marruecos. Sobre todo, cuando vayas paseando por alguno de los zocos más famosos del mundo, como el mercado Jemaa el-Fnaa de Marrakech. La Maakouda es una bola de patata frita o buñuelo que se toma como aperitivo o en un sándwich. Se sirve con salsa para darle un toque de sabor. También encontrarás kebabs de carne y sardinas a la plancha, que no necesitan explicación. Sin embargo, la cabeza de oveja hervida, sí: puedes elegir uno de sus "cortes selectos", como el carrillo o la lengua. ¡Venga, que estás de vacaciones! 

6. B’stilla/Pastilla

Este híbrido de pastel y tarta nace en Fez y es una combinación aleatoria de dulce y salado. Lleva capas de pasta de hojaldre con carne de paloma (o pollo), condimentada con un relleno de almendras y especias. Por encima lleva azúcar pulverizado y un poco de canela.

7. Dulces

Los golosos están de enhorabuena: tendrán la oportunidad de acurrucarse entre tartaletas, galletas y otros caprichos durante su estancia. Allá donde ponga Meskouta, puedes ir a por un pastel. Si bien no suelen ser tartas frías como en otros lugares, siempre son de algún sabor, muchas veces de zumo naranja. Casi todos los dulces están condimentados con frutos secos, particularmente almendras, como por ejemplo los cuernos de gacela (o kabalgazal, así llamado por su forma de media luna). 

8. Bebidas

En los zocos y la calle se vende el zumo de naranja más natural (te lo exprimen en el momento). Pero es el té de menta lo que realmente vale la pena probar. Existe una gran tradición de hospitalidad en torno a esta bebida; por ejemplo, es muy probable que cuando estés de compras te ofrezcan un té mientras decides qué te vas a llevar, lo cual no deja de ser un sofisticado truco para endulzar una oferta. Básicamente, se trata de una forma de té verde con hojas de hierbabuena fresca y azúcar. En casi todos los hoteles y bares con licencia se puede beber alcohol, pero en los zocos y mercadillos callejeros no podrás tomarte una cerveza o una copa de vino, así que cuando salgas a dar una vuelta tendrás que conformarte con un refresco…

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