Encontrar un hotel en Barcelona, en cualquier época del año, puede ser difícil, así que siempre es recomendable reservar con antelación. Los precios son altos, en comparación con el resto del país, pero aún así son bastante razonables comparados con el resto de las grandes ciudades europeas. Eso sí, encontrar una elegante habitación a un precio moderado en esta capital del diseño sigue siendo bastante fácil.
De la bulliciosa Rambla al impresionante barrio gótico, Barcelona ofrece una amplia y excitante variedad de zonas donde alojarse: no te preocupes, que no te vas a quedar sin opciones; al contrario, te resultará difícil elegir en qué barrio quieres dormir. Echa un vistazo a nuestra tentadora selección de vacaciones en Barcelona.
Dice mucho del carácter de Barcelona que una única calle, las Ramblas, sea uno de sus máximos atractivos. Parece que al día le falta algo si no se da un paseo por, al menos, una parte de la calle. Rodeada de cafés, restaurantes, tiendas de souvenirs, puestos de flores y quioscos de prensa, y siempre llena de turistas, barceloneses y todo tipo de artistas callejeros, es el corazón de Barcelona. Aunque también se puede disfrutar de interesantes edificios, como el Liceu y el mercado de la Boqueria, su mayor atractivo es, sin duda, la propia vida callejera, vibrante y excitante. Dicho esto, también es cierto que puede ser uno de los sitios más caros para alojarse, pero merece la pena si lo que quieres es estar en el centro de todo.
Extendiéndose hacia el este desde las Ramblas, el Barri Gòtic forma el corazón mismo del casco antiguo. Sus edificios, de los siglos XIV y XV, son reflejo de la prosperidad comercial de la ciudad durante la época; y, entre ellos, destaca la magnífica catedral gótica, La Seu. Recorrer y disfrutar de todo lo que ofrece el barrio te llevará prácticamente el día entero: no te puedes perder los restos romanos en el Museu d’Història de Barcelona, el Gaudí Exhibition Center del Museu Diocesà o las colecciones realmente inclasificables del Museu Frederic Màres; o explorar el antiguo barrio judío y hacer un tour por los imponentes salones del Ayuntamiento. Todo tan agradable como deambular por sus estrechos callejones, comprar antigüedades, buscar las ya perdidas murallas romanas o, simplemente, sentarse en una terraza en una de sus encantadoras plazas. El barrio ofrece, además, la posibilidad de alojarse a precios bastante asequibles, convirtiéndolo en una de las mejores zonas de Barcelona para dormir.
El Raval, del árabe rabaḍ (afueras, suburbio) es el casco antiguo al oeste de las Ramblas y siempre ha formado un mundo aparte, muy alejado del más noble Barri Gòtic. Hasta el siglo XIV, cuando quedó dentro de las murallas medievales de la ciudad, fue un lugar principalmente agrícola, origen de la mayor parte de la comida de Barcelona. Una vez dentro del recinto amurallado, fue sede de hospitales, iglesias, monasterios y varios oficios peligrosos. No te puedes perder el Museu d’Art Contemporani de Barcelona, el MACBA, así como sus abundantes galerías vanguardistas, restaurantes de diseño y bares de moda. En el ‘bajo Raval’, ocasionalmente “tenso”, se pueden visitar los otros dos edificios destacados del barrio: el Palacio Güell de Gaudí y la iglesia de Sant Pau del Camp. El Raval dispone de algunos de los alojamientos más económicos de toda la ciudad.
Los dos barrios más orientales del casco antiguo, Sant Pere y La Ribera, se solapan entre ellos. Separados por Carrer de la Princesa, ambos tienen un origen medieval y, a menudo, se los considera un único barrio, aunque cada uno tiene su propio carácter. Sant Pere, quizá la zona menos visitada del casco antiguo, alberga dos edificios notables: el Palau de la Música, sala de conciertos modernista, y el elegantemente diseñado Mercado de Santa Caterina. Por el contrario, el antiguo barrio de los artesanos, La Ribera, está siempre lleno de turistas gracias, sobre todo, al popular Museu Picasso y a la elegante iglesia de Santa María del Mar, la mejor expresión del gótico catalán de Barcelona. Y si te apetece salir de las laberínticas callejuelas del casco antiguo, siempre puedes acercarte al Parque de la Ciutadella, el favorito de la ciudad, ubicado en el extremo más oriental de La Ribera.
Dedica al menos un día para explorar Montjuïc, la empinada colina que se eleva sobre Barcelona en el suroeste. El lugar tiene mucha historia: aquí, los romanos levantaron un templo a Júpiter, conocido como Mons Ovis (posible origen de su actual nombre, aunque hay quien lo vincula a la ubicación de un cementerio judío en sus laderas). El Montjuïc moderno es, básicamente, un parque temático cultural que surge alrededor de la magnífica colección de tesoros catalanes del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). Igualmente de visita obligatoria son otras dos galerías: la dedicada al artista catalán Joan Miró y el CaixaForum, con sus exposiciones temporales de arte contemporáneo internacional. Además, Montjuïc cuenta con museos arqueológicos, etnológicos, militares y teatrales, así como con las instalaciones construidas para los Juegos Olímpicos de 1992.
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