Punto de encuentro para los amantes de la naturaleza y de los deportes al aire libre, pero también de los que aprecian la arquitectura románica en todo su esplendor, Huesca –capital y provincia– se nos presenta como una tierra de contrastes en la que merece la pena perderse. ¿Te vienes?
La gran desconocida de Aragón, la también conocida como la «Puerta a los Pirineos» es una ciudad recogida y cómoda que se puede explorar a pie en un día. De origen celta, su estratégica ubicación en la Hoya de Huesca ha atraído a lo largo de los siglos a numerosos pueblos –entre ellos el romano o el musulmán, hasta que finalmente se erigió como capital del Reino de Aragón–, cuya valiosa huella se traduce en un interesante patrimonio arquitectónico. Hablamos, entre otros, de su catedral de Sta. María, uno de los monumentos más importantes que ver en Huesca. De estilo gótico, fue construida entre los siglos XIII y XIV por orden de Jaime I El Conquistador y destaca por el valioso retablo de su altar mayor. El legado romano de la ciudad lo conforma los tramos que se conservan de su muralla, así como la única puerta que ha sobrevivido, conocida como «La Porteta». En tu recorrido a pie por el casco histórico te toparás con otros tesoros como el Convento de San Miguel, una bella muestra del románico oscense o el Monasterio e iglesia de San Pedro el Viejo, también de estilo románico y declarado Monumento Nacional.
Imprescindible: visitar el castillo de Montearagón, a 9 km de la ciudad, antigua residencia del rey de Aragón.
Ya te lo anunciábamos, el entorno natural de Huesca es uno de los principales atractivos que tiene esta provincia aragonesa. El listado es generoso, empezando por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y continuando por los parajes sobrecogedores de Posets-Maladeta –incluido su cumbre más famosa, el pico Aneto– o la sierra y los cañones de Guara, hasta llegar al Parque Natural de los Valles Occidentales. Sin duda, el turismo de naturaleza encontrará aquí un mundo por explorar. Toma buena nota de los parques y parajes naturales más importantes y lo más destacado de cada uno de ellos: - Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: situado en el corazón de los Pirineos, tiene parajes indescriptibles como el valle de Ordesa, cascadas como las de Cola de Caballo y cañones como el de Añisclo. - Parque Natural Posets-Maladeta: hogar del pico más alto de la península, el Aneto. Esconde cascadas como las de Aigualllut. - Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara: un paisaje cárstico forjado por el paso de cuatro ríos y un sinfín de barrancos. - Parque Natural de los Valles Occidentales: la máxima representación del bosque atlántico, acoge valles espectaculares como el de Hecho.
Imprescindible: otro de los imperdibles que ver en Huesca y provincia es la «muralla china» de Finestres.
Las villas medievales de Aínsa, Alquézar y Ansó, tres de los destinos más populares que ver en Huesca y alrededores, engrosan la codiciada lista de las localidades más bellas de España. Ansó, sinónimo de esencia pirenaica y uno de los pueblos más visitados de la zona, concentra en sus tradiciones, su traje típico y su historia la idiosincracia del Pirineo. Declarado Conjunto Histórico-Artístico, es un lugar ideal para dejar pasar el tiempo entre las calles empedradas y las construcciones típicas con madera de su casco viejo, uno de los mejor conservados del Pirineo. Apúntate su Museo Etnológico y su iglesia de San Pedro, y prueba su gastronomía a base de carnes de caza, seta y migas de pastor. Por su parte, Aínsa, ubicada en el extremo occidental de la comarca del Sobrarbe, de la que es capital, reúne a un turismo de interior y de montaña deseoso de explorar su espectacular entorno. Digno de explorar es también su parte vieja, otrora una villa medieval con castillo y muralla incluidos, así como una coqueta Plaza Mayor. Rodeada por un paisaje de barrancos y ríos color esmeralda se alza la villa de Alquézar, presidida por su colegiata y con unas vistas incomparables.
Imprescindible: hacer la espectacular ruta de las Pasarelas del Vero, en el último tramo del cañón de mismo nombre.
En la conocida como comarca de la Jacetania encontramos algunos de los destinos más escenográficos de la provincia de Huesca, entre ellos la estación internacional de ferrocarril de Canfranc. Más propia de una película de Wes Anderson que del Pirineo aragonés, la postal de este majestuoso edificio, encumbrado por un no menos espectacular entorno de picos nevados, es una de las cosas que ver en Huesca y provincia, y una de las estampas más instagrameables de la zona. Influenciada por diversos estilos arquitectónicos, es una elegante muestra de la arquitectura industrial propia de la época. Inaugurada por Alfonso XIII en 1928, se encuentra a pocos kilómetros de Francia y solo se puede conocer a través de una visita guiada a reservar con antelación. Prepárate para escuchar sorprendentes historias de lo que allí aconteció durante la Segunda Guerra Mundial. A unos 20 kilómetros de allí nos encontramos con la capital de la comarca, Jaca. Su impresionante catedral de San Pedro, un icono del arte románico en España es tan solo una prueba de lo que te espera en una de las primeras capitales del Reino de Aragón. Recorre su ciudadela y déjate maravillar por sus torres, fosos y baluartes.
Imprescindible: merece la pena desplazarse hasta el Monasterio de San Juan de la Peña, a 25 km de Jaca.
Se trata del castillo fortificado más antiguo de España, y uno de los más cinematográficos también. Originario del siglo XI, se eleva, altivo, sobre un promontorio a más de mil metros de altitud, lo que supone unas vistas panorámicas indescriptibles sobre la Hoya de Huesca. Dicen que es la fortificación románica mejor conservada del mundo, pero lo cierto es que en su perfilada silueta marcada por la presencia de once torreones se distinguen además matices orientales y unos muros lombardos que lo dotan de una belleza que las miradas más sensibles sabrán apreciar. Ha servido de palacio real, de monasterio, y ahora es escenario de múltiples películas ambientadas en la época medieval. Si tienes la suerte de encontrarlo abierto –hay periodos en los que permanece únicamente abierto durante el fin de semana por rodajes–, fíjate en lo bien conservadas que están las torres del rey y de la reina, su iglesia de Sta. María, de influencia jaquesa, y la cripta de Santa Quiteria. La entrada al castillo incluye la visita a la iglesia de San Esteban de la localidad de Loarre y a la colegiata de Bolea.
Imprescindible: no te pierdas la torre albarrana, en uno de los accesos al castillo, en su día el campanario de un templo ya desaparecido.
Un total de cinco son las estaciones que sitúan al Pirineo oscense en la lista de destinos preferidos por los amantes del esquí. Es más que probable que hayas escuchado sus nombres: Astún, Candanchú, Panticosa, Formigal o Cerler. Rodeadas de un entorno natural envidiable, todas ellas cuentan con las condiciones idóneas para la práctica del esquí alpino y el snowboard, sea cual sea tu nivel. Para ayudarte a decidirte por una de ellas, hemos recopilado los datos más interesantes sobre cada una de ellas. Toma nota: - Estación de esquí Aramon Formigal-Panticosa: en pleno Valle de Tena, cuenta con 180 km de pistas repartidas en seis valles, lo que lo convierte en el destino de esquí más grande de España. - Estación de esquí de Astún: se encuentra a 30 km de Jaca, en el Valle de Aragón, protegida de las corrientes de viento, y cuenta con 50 km esquiables para todos los niveles. - Estación de esquí de Candanchú: a tan solo tres kilómetros de Astún se encuentra este dominio esquiable que destaca por la belleza de las montañas que lo rodean, así como por su ambiente familiar y su amplia oferta de servicios.
Imprescindible: disfruta de los más de 100 km esquiables comprando el forfait conjunto de Astún-Candanchú.
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