La Rioja en otoño, un bosque multicolor

El otoño riojano es postimpresionista. Cada año, recurre a los pinceles de Paul Gauguin para emular todas las inquietudes cromáticas del artista parisino. El lienzo resultante está dominado por sierras, valles y viñas exuberantes que destellan matices bermejos, azafranados, pardos y esmeralda. Es un momento óptimo para sumergirse en la idiosincrasia de una región abiertamente colorista que retrata escenas de vendimia, bodegas centenarias y catas de vinos tintos, blancos y rosados. El campo expresa todo su rubor frente a ojos extraños y familiares. La naturaleza es pródiga y el suelo expande su fertilidad junto a la ribera del Ebro. Las huertas sustentan una gastronomía variada y muy apreciada por todos los visitantes. Toda La Rioja está balizada con espacios destinados al placer gustativo. Durante el otoño, además, emergen setas y buscadores a partes iguales. El entorno, en algún momento muy apropiado para los grandes saurios, alberga ahora una vida salvaje más íntima y modesta. La altitud de Ezcaray contextualiza vidas y reclamos, como la berrea del ciervo. La capital, Logroño, aparece como bastión urbanita de la región y promueve multitud de visitas hacia sus entrañas históricas. Murallas, iglesias y puentes reabren cicatrices invisibles y celebran un pasado orgulloso, que adquiere cierta nostalgia con los árboles desnudos de follaje.

1. El bosque multicolor (Villoslada)

Influencias climáticas atlánticas y mediterráneas ocasionan una gran diversidad de especies caducifolias en la Sierra de Cebollera; una explosión de colores a través de un recorrido de entre 10 y 15 kilómetros (dificultad media) que exhiben hayas, arces campestres y de Montpellier, fresnos, robles, así como otras especies perennes.

2. Setas en La Rioja

El Reino Fungi en Pradejón conforma uno de los grandes focos productivos de toda España. Allí, visitando cultivos de champiñones y setas (Ostra, Shiitake, Eryngii) es posible conocer sus principales aspectos biológicos, nutritivos y gastronómicos, además de degustarlos y recolectarlos.

3. Un mirador en el cielo (Logroño)

Los más osados pueden admirar a vista de pájaro el cromatismo natural que desprende La Rioja en otoño. En parapente, la experiencia promete ser inolvidable sobrevolando paisajes y campos teñidos de múltiples colores.

4. Cata de uvas en el Jardín de Baco (Briones)

En el exterior del Museo de la Cultura del Vino, el Jardín de Baco abre un espacio para el disfrute gustativo y el aprendizaje. Más de 200 uvas diferentes, catas especiales y una aproximación a las variedades más empleadas en La Rioja, pero también a las más atípicas.

5. La berrea del ciervo en Ezcaray

La naturaleza ibérica berrea en pleno otoño. El ciervo protagoniza en estas fechas uno de los fenómenos salvajes más impresionantes. El valle de Ezcaray, escoltado por la Sierra de de La Demanda, escucha con atención. Facilitamos los desplazamientos en 4x4, material para la observación y un guía intérprete.

6. Dinosaurios en Igea

Hace millones de años, los dinosaurios dominaban estas tierras, dejando tras de sí un rastro imponente que ha pervivido hasta hoy. El Tronco Fósil y el prestigioso yacimiento de huellas 'la Era del Peladillo' son testimonio honesto de un pasado fascinante.

7. La Muralla de Logroño

El antiguo baluarte de la capital ha sido rehabilitado y convertido en un espacio museístico y expositivo que rememora el pasado histórico, y el antiguo entramado de calles y murallas.

8. Vendimia en familia (Badarán)

Los pequeños detalles aderezan cualquier experiencia: almorzar libremente en un guardaviñas, pisar las uvas con los pies descalzos, probar el mosto resultante. La vendimia con familiares y amigos es más vendimia.

9. Visitas guiadas a la cueva de Covacalera (Mansilla)

Más allá de una entrada de 1,5 x 2,5 metros, una amplia galería desciende hacia entrañas sostenidas por bellas columnas y decoradas con estalactitas y estalagmitas. Al fondo, una sala tapizada de gours nos adentra aun más en galerías y hermosas formaciones naturales.

10. Rutas indianas en Torrecilla

La emigración en general y la de los indianos, en particular, vertebran esta ruta de gran interés sociológico. El recorrido comienza en el Centro de la Emigración Riojana, pasa junto a la casa del Conde de Superunda, el palacio de los Manso de Velasco y termina en el Espacio Sagasta.   Post patrocinado por La Rioja Turismo  

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